EBETOGUÉ, Chaco paraguayo – A 500 kilómetros de Asunción, capital de Paraguay, se encuentra la comunidad Ebetogué, una de las diez que conforman el pueblo Ayoreo que habita en el Chaco paraguayo. Allí Liliana Picanerai, mujer ayorea que trabaja como promotora indígena de salud, cumple un rol fundamental para la atención médica de sus habitantes. “Una enfermera me recomendó para este puesto”, nos cuenta y reconoce “yo tenía mis dudas porque no sé leer ni escribir. Sin embargo, ella me animó porque lo importante es hablar en la lengua ayoreo y así hacer de nexo entre el personal de la salud y mi comunidad”.
Hablamos con ella, con motivo del Día Internacional de la Mujer Indígena, que se conmemora cada 5 de septiembre para honrar la lucha y la resistencia de las mujeres indígenas de los pueblos originarios, visibilizar su trascendencia histórica y reconocer su papel como garantes de la cultura y la biodiversidad.
Lo que inició como un período de prueba lleva ya siete años consolidado y con ello las funciones de Liliana fueron creciendo.
El líder de la comunidad, mi esposo y mis hijos me apoyaron mucho para asumir este reto. Aunque el trabajo es difícil, amo a mi gente y me hace feliz ayudar”. Hoy también se encarga de recordarle a cada una de las personas hasta el horario y la forma de administración de los medicamentos que les han recetado.
Uno de los desafíos a los que se enfrentan los habitantes de Ebetogué es la escasa oferta laboral, lo que les obliga a abandonar su comunidad y migrar a otras ciudades. Esta situación tiene implicancias muy profundas en su estilo de vida: “Anteriormente las parejas solían tener alrededor de seis hijos, o incluso más. En la actualidad, prefieren tener solamente dos, como máximo cuatro. El costo de vida es de por sí muy caro, y más aún con una familia extensa”.
Esto confirma la conclusión central del informe del UNFPA sobre el Estado de la Población Mundial 2025, que las tasas de fecundidad descienden porque las personas no pueden tener el número de hijos que desean. Los principales obstáculos mencionados son: el costo de la vida, la posibilidad de acceder a una vivienda, las normas de género que se sostienen en roles diferenciados para hombres y mujeres, la falta de vivienda y de un sistema de cuidados equitativo, así como la incertidumbre ante el futuro se constituyen en barreras que impiden a millones de personas convertirse en madres y padres.
Enfoque cultural
La planificación familiar es un tema recurrente en la comunidad y, en este sentido, contar con una persona de la cultura ayorea, y que maneja su lengua, es clave para el éxito de la respuesta del servicio de salud y de su oferta de anticonceptivos.
Algunas personas me preguntan por los métodos anticonceptivos. Es un aprendizaje, por ejemplo, con las pastillas, porque hay que enseñarles a tomar correctamente y con regularidad para que sea efectivo. Que yo les pueda hablar en nuestra lengua les pone contentos porque pueden entender mejor cómo funciona”.
Para Liliana, las claves de un trabajo exitoso son la confianza y el respeto: “Estoy muy feliz porque la comunidad confía en mí y toma en cuenta mis indicaciones. También estoy muy agradecida con el personal de la salud, que respeta nuestra cultura, nos visita mensualmente y nos da seguimiento”.
En el Chaco Paraguayo coexisten tierras áridas con lagunas saladas, una fauna diversa, imponentes árboles, conocidos como palos borrachos, y un infinito cielo estrellado. Sin embargo, este rico ecosistema enfrenta cada año sequías o inundaciones extremas, incendios devastadores y altas temperaturas que pueden superar los 45 grados.
La falta de agua, caminos y movilidad dificultan el acceso y la garantía a derechos básicos, como la educación y la salud.
La diferencia
En este contexto, un teléfono celular puede hacer la diferencia. Y es así que Liliana usa su propio celular para mantener una constante comunicación con el equipo de la Unidad de Salud de la Familia de Filadelfia, a 44 kilómetros de la comunidad, al que informa vía mensajes de voz sobre las actividades previstas a las personas de su comunidad.
A Liliana le ha tocado hacer de partera recibiendo a 3 bebés, ya que muchas veces por la distancia y las condiciones del camino, la ambulancia no logra llegar a tiempo y en otras ocasiones los partos se adelantan.
El compromiso de Liliana va claramente mucho más allá del pago simbólico que recibe del Consejo Municipal de Salud: no alcanza los 40 dólares americanos al mes. De todas maneras, ella se muestra profundamente honrada en ser promotora indígena voluntaria de salud y privilegiada por el retorno que recibe en cuanto a satisfacción personal, tanto por el impacto de su trabajo en la vida de las personas de su comunidad como por el reconocimiento que recibe.
La visita a la comunidad ayoreo de Ebetogué se inscribe en el marco del Plan Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, ejecutado por el Ministerio de Salud Pública en colaboración con el UNFPA, para la realización de videos informativos sobre los métodos anticonceptivos disponibles en instituciones públicas, desarrollados en conjunto con profesionales de la salud y representantes de pueblos indígenas que habitan en el Chaco paraguayo.
Equipo de redacción: Carolina Ravera Castro/Zunilda Acosta.
Video: TKP.
