ASUNCIÓN, Paraguay - Entre el 15 y el 20 por ciento de los nacimientos en el Cono Sur corresponden a madres adolescentes, proporción que se ha mantenido estable en la última década. Según el Reporte de Fecundidad y maternidad adolescente en el Cono Sur: Apuntes para la construcción de una agenda común del UNFPA, hay indicios, al menos en Brasil y en Paraguay, de que las adolescentes tienen embarazos siendo cada vez más jóvenes.
A esto se suma que entre el 40% y 55% de las adolescentes ya ha tenido relaciones sexuales, adelantándose la iniciación sexual en todos los países del Cono Sur. “Tenemos un desafío ético, moral y político. Hoy como gobiernos asumimos la responsabilidad política que tenemos en enfrentar uno de los problemas que marcan la desigualdad. Son miles de niñas que tienen embarazos entre los 10 y 19 años”, reconoció la Viceministra de Salud del Uruguay, Dra. Cristina Lustemberg.
Ante esta realidad, los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay han unido esfuerzos y presentaron el 6 de junio, en Asunción, el Marco Estratégico Regional de Prevención y Reducción del Embarazo Adolescente No Intencional. Esta iniciativa es fruto del trabajo que el UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, ha acompañado desde hace casi tres años y responde a una de las prioridades de los gobiernos del Cono Sur, los que reconocen que el embarazo adolescente sedimenta las grandes inequidades sociales, de género, sanitarias y económicas que caracterizan a la región.
El Ministro de la Niñez y la Adolescencia de Paraguay, Ricardo González, no dudó en expresar que uno de los elementos que inciden en este alto índice de embarazos adolescentes es la pobreza. “Hablar del embarazo adolescente es admitir una cruda realidad. Entender que en nuestro país cada día 2 niñas de entre 10 y 14 años dan a luz es entender que esa niña ha perdido posibilidades de progresar en la vida”, agregó el Ministro de Salud Pública de Paraguay, Dr. Antonio Barrios.
Representantes de los cinco países del Cono Sur coincidieron en que el alto índice de embarazo adolescente tiene un vínculo directo con la pobreza y la desigualdad.
En el caso de los nacimientos en adolescentes menores de 15 años su ocurrencia es altamente preocupante: En un año, estos suman aproximadamente 180 nacimientos en Uruguay, 674 en Paraguay, 900 en Chile, 3.000 en Argentina, y 21.000 en Brasil. Estos nacimientos, al igual que sus madres, merecen un tratamiento, análisis y políticas sociales específicas que incluyan la prevención, debido a la complejidad y gravedad de sus causas.
“Para nosotros el embarazo adolescente es un desafío para el desarrollo sostenible, es uno de los más importantes en la agenda 2030”, sostuvo la Asesora Regional en Salud Sexual y Reproductiva del UNFPA, Dra. Alma Virginia Camacho.
Niñas madre
Los embarazos en niñas de menos de 15 años se vinculan a abuso o coerción. La situación es más compleja cuando el abuso ocurre en el seno intrafamiliar, atendiendo a todas las consecuencias psicológicas que sufre la niña adolescente: las personas que debían protegerla fueron responsables o cómplices del abuso, o la acusan por denunciarlo.
“Es fundamental para un país como Brasil crear oportunidades para que esa población tenga derecho a salud, a escuela, a apoyo social y a protección para que sus proyectos de vida sean alcanzados”, señaló la Directora del Departamento de Acciones Programáticas Estratégicas del Ministerio de Salud de Brasil, Thereza de Lamare.
Por otra parte, no es fácil establecer la magnitud exacta de las situaciones de abuso o coerción, dado que en los casos en los que la adolescente indica haber “consentido” tener relaciones sexuales, lo hace sin tener claro a qué está accediendo, ni las potenciales consecuencias. Esto refuerza el rol clave que juega el sector educativo en la prevención de la violencia y del abuso sexual a partir de la educación sexual integral.
Fuera del sistema educativo
En cuanto al vínculo entre educación, embarazo y maternidad temprana, se observa que una importante proporción de adolescentes está fuera del sistema educativo, lo que requiere generar acuerdos más amplios para brindar educación integral de la sexualidad por fuera del ámbito escolar.
Roberto Candiano, Subsecretario de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina, destacó que para llegar a adolescentes que no están en el ámbito escolar “es muy importante encarar políticas integradas tanto de salud, educación y desarrollo social”.
A esto se suma que el presupuesto para educación integral en sexualidad es insuficiente para fortalecer los programas e iniciativas y su escalamiento nacional. “Tenemos que invertir no solo desde la prevención del embarazo sino que también en las determinantes que están detrás de ellos”, argumentó la Dra. Carolina Asera, del Ministerio de Salud de Chile
El hecho de que todos los países del Cono Sur se encuentren en diferentes momentos de implementación de las estrategias sectoriales para prevenir y reducir los embarazos en la adolescencia sin lograr aún los descensos esperados, obliga a estudiar con más detalle las posibles brechas existentes entre los esfuerzos y los logros. “Lo que veníamos haciendo fue importante, pero insuficiente. Tenemos que hacer más y mejor. Esto implica un gran compromiso personal e institucional, un compromiso político”, reconoció el Ministro de Educación y Ciencias de Paraguay, Dr. Enrique Riera.
En el caso de Paraguay, además, conlleva no hipotecar su bono demográfico: oportunidad única del país para avanzar hacia un desarrollo sostenible.
Por ello, este acuerdo común conlleva no sólo el reconocimiento de la problemática, sino el desafío de garantizar los recursos necesarios para su abordaje: pelea que las autoridades están dispuestas a dar.
Texto: Carolina Ravera Castro.
Producción: Pressencia Comunicación Integral.