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SAN COSME Y DAMÍAN, Paraguay - Jera Mirῖ (25) viene de una familia de 5 hermanas. Todas mujeres, oriundas de la comunidad Pindo de San Cosme y Damián (a más de 320 kilómetros de la capital), pertenecen a la etnia mbya guarani, una fracción del pueblo guarani que habita en Paraguay, sur de Brasil y en la provincia de Misiones en Argentina. Para Jera Mirῖ, que nos cuenta significa pequeña bonanza, cuyo nombre occidental es Jennifer Ayala Aranda, participar activamente de las actividades de su comunidad es un acto lógico y la relación con la naturaleza es fundamental, “y por eso hasta hoy en día nosotros utilizamos la medicina natural, aún no perdemos esa conexión con la tierra; si no hubiera bosques los pueblos originarios seríamos los principales afectados y sufriríamos aún más”.

Este año, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemora cada 9 de agosto, pone el foco en el rol de las y los jóvenes indígenas como agentes de cambio para la libre autodeterminación y les rescata como principales promotores de la justicia y de una nueva convivencia. En este sentido, se reconoce que la diversidad de culturas, entre ellas la guaraní, valoran la armonía y la interrelación entre todos los seres vivos y defienden soluciones sostenibles al cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la escasez de recursos y otras amenazas para la salud y el bienestar mundial.

“Yo soy una activa participante de las reuniones comunitarias y formo parte de la Organización Kuña Guarani Aty, que integra a distintas comunidades para fortalecer la participación nuestra, de las y los jóvenes indígenas, en la construcción de las políticas públicas”, nos comenta cuando le preguntamos cuál fue su motivación para formar parte del Consejo Consultivo Adolescente y Joven del UNFPA. Lo resume en estas palabras: “la importancia de participar”. Y en esa línea, es que su organización se une a la campaña "¡Quiero vivir así! #SinViolencia", con el objetivo de sumar su voz a este llamado del derecho de cada mujer, adolescente y niña a vivir una vida libre de violencia.

Identifica como un desafío de las juventudes indígenas el seguir luchando por sus territorios, “porque sin nuestras tierras ya no seríamos nada, no podríamos conservar la naturaleza ni seguir manteniendo nuestra cultura. Hoy día muchos pueblos originarios sufrimos desalojos y deforestación”. Remarca que todo esto deteriora sus medios de vida y exige que jóvenes como ella se comprometan cada vez más a trabajar por su identidad y defensa de derechos y del medio ambiente.

Actualmente, Jera cursa el tercer año de la carrera de Ingeniería Comercial y trabaja el área de educación acompañando a docentes indígenas y no indígenas de las escuelas indígenas del departamento de Itapúa. En este sentido, defiende el derecho de las mujeres a participar y a expresarse libremente, lo cual a su criterio aún no está garantizado en todas las comunidades.

“Las mujeres sufrimos discriminación y desigualdad. En mi comunidad, el machismo sigue muy vigente y las mujeres continúan siendo víctimas de violencia, sin saber adónde recurrir cuando precisan atención médica o asesoramiento jurídico”.

Otro de los ámbitos que considera clave para las mujeres es el conocer sus derechos y entre ellos sus derechos reproductivos. “La planificación familiar es algo casi no llega a nuestras comunidades y menos aún a las jóvenes indígenas. Hay desconocimiento y las mujeres no saben cómo cuidarse para planificar sus embarazos; de hecho, desconocen en general los métodos anticonceptivos y su derecho a decidir cuándo y cuántos hijos tener”, remarca. 

Se sabe que las mujeres indígenas tienen menos probabilidades de asistir a los centros de salud cuando quedan embarazadas debido a la discriminación y a las barreras económicas, geográficas y culturales. De hecho, y acorde a cifras oficiales, en Paraguay de 2018 a 2020, a nivel nacional se logró una reducción del 23% en el número de nacidos vivos registrados en niñas no indígenas de 10 a 14 años, y del 22% en adolescentes no indígenas de 15 a 19 años. Sin embargo, en el mismo periodo, en niñas y adolescentes indígenas se registró un incremento del 34% en el grupo de 10 a 14 y del 14% en el grupo de 15 a 19 años.

Jera Mirῖ conoce esta realidad, pero sabe también que ella es un agente de cambio y que el hecho de acceder a una carrera, a participar de diversos espacios, genera esperanza en su familia y en su comunidad. Orgullosa, sabe que su cultura es su fortaleza y lo toma como un desafío, pues como ella misma lo dice: “Debemos mantener nuestra cultura para que sigamos defendiéndonos como pueblos indígenas, porque sin identidad ni cultura no seríamos nada. No tendríamos derecho casi a nada”. 

Equipo de redacción: Carolina Ravera Castro y Zunilda Acosta.

Fotografías: Gentileza de Jera Mirῖ.