América Latina y el Caribe está ante un proceso acelerado de transición demográfica a partir de las transformaciones sociales y económicas que han ocurrido en la región en los últimos años. Cuenta con una ventana de oportunidad demográfica, conocida como bono demográfico, representada en la cohorte más grande de adolescentes y jóvenes en su historia, 165 millones de personas entre 10 y 24 años, es decir, una de cada cuatro personas en América Latina y el Caribe es joven. Esta generación es, al mismo tiempo, la más educada, con mayor acceso a tecnologías de la información y la comunicación y con mayor consciencia de sus derechos y los derechos del planeta. Aprovechar el bono es un desafío para el diseño y la implementación de políticas públicas que, al considerar su ciclo de vida, contribuyan a la creación de entornos favorables para que adolescentes y jóvenes puedan ejercer sus derechos y desarrollar su pleno potencial, contribuyendo al desarrollo sostenible de sus países y el MERCOSUR. En los países de MERCOSUR habitan más de 60 millones de adolescentes y jóvenes entre 10-24 años, que representan una proporción significativa de la población (UN Population Division, 2019). De acuerdo con las estadísticas de la División de Población de Naciones Unidas, para el 2019, la población entre 10 y 24 años en Argentina era el 23,5%, en Brasil el 23,2%, en Paraguay el 28,5 % y en Uruguay un 21,6% del total de la población. Si bien se encuentran en distintas etapas de la transición demográfica, con Uruguay y Argentina en etapa de transición avanzada, Brasil en plena transición y Paraguay todavía en etapa de transición moderada, los gobiernos de esta subregión –en todos sus niveles– están ante la oportunidad única y urgente de aprovechar el bono demográfico, invirtiendo en la salud, la educación y el empleo, así como propiciando la participación social de adolescentes y jóvenes en esta etapa tan crucial. Lamentablemente, un gran número de adolescentes y jóvenes carece de oportunidades suficientes para realizar una transición exitosa a la edad adulta, en especial mujeres, indígenas, de una minoría racial o étnica, migrantes, población LGTIBQ+, que viven en un área rural o de frontera, etc. El territorio es, sin duda, una variable clave que influencia la condición y oportunidades de desarrollo inclusivo para adolescentes y jóvenes. El pasaje de la infancia a la vida adulta para adolescentes y jóvenes que viven en áreas fronterizas en los países del MERCOSUR es particularmente complejo por habitar en espacios muy dinámicos, pero también marcados por el riesgo social. A pesar de esto, pocos estudios 8 se han desarrollado sobre las especificidades del perfil de adolescentes y jóvenes de las fronteras de América Latina, en general, y del MERCOSUR, en particular. Por eso, el Instituto Social del MERCOSUR (ISM) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) se propusieron trabajar juntos para entender mejor qué supone crecer en la frontera para adolescentes y jóvenes, avanzar hacia una caracterización de adolescentes y jóvenes en zonas de frontera y recabar evidencias para la incidencia en el diseño de políticas pro adolescentes y jóvenes, que tomen en cuenta las particularidades de su ciclo de vida y sus principales desafíos, así como el impacto que sobre ellos tiene la dimensión fronteriza. Además, con estas evidencias se apoyarán procesos de incidencia política desde las y los jóvenes, así como espacios de diálogo político multiactor.