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Desde niña, Ivana Rojas Santacruz (30) observaba con admiración a las y los policías que encontraba en su camino hacia la escuela. Este recuerdo la marcó profundamente y, al terminar la secundaria, decidió convertirse en agente policial. "Siempre quise saber qué se siente servir a la gente", confiesa.

Al ingresar a la Academia Nacional de Policía, descubrió que llevar ese uniforme implicaba grandes cambios en su vida. Debía dejar su hogar para estudiar en el internado, ver a su familia solo los domingos, obtener buenas calificaciones y desarrollar disciplina e independencia. Sin embargo, el esfuerzo valió la pena. Tres años después, cumplía su meta.

En casi una década de servicio en la Policía Nacional, la agente tiene ya seis años de experiencia en la División de Atención a Víctimas de Violencia Intrafamiliar. Actualmente trabaja en calidad de oficial primero de prevención y seguridad en la Comisaría 15.ª Metropolitana de Asunción.