ASUNCION, Paraguay–“Siempre digo que la cultura nos ha salvado de muchas cosas, pero en nombre de la cultura muchas niñas han muerto a manos de los hombres”, dijo Irene Vera Portillo al UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva.
Irene pertene a la etnia Ava Guaraní, uno de 19 pueblos indígenas que habitan el Paraguay. A sus 20 años, es una firme defensora de los derechos humanos de su comunidad, compuesta por más de 17.000 ava guaraní dispersos por todo el país.
Como en muchas otras sociedades, los pueblos indígenas de Paraguay se ven afectados por una marginación que genera violaciones de derechos y a su autonomía corporal. Las mujeres y las niñas son especialmente vulnerables: las investigaciones muestran que tres de cada cuatro mujeres indígenas paraguayas de 20 a 24 años se casaron o estaban en unión antes de los 18 años, y 10% de las adolescentes indígenas entre 15 y 19 años han tenido al menos un hijo.
Cada niña en su camino hacia la edad adulta tiene una visión de lo que le deparará la vida”, afirmó la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem.
“Sin embargo, para millones de niñas, la adolescencia es una etapa en la que las puertas se cierran de golpe. La transición gradual a la edad adulta termina abruptamente cuando el embarazo precoz y prácticas nocivas como el matrimonio infantil las privan de derechos y opciones.
“En el Día Internacional de la Niña, aprovechemos el impulso mundial para eliminar todas las barreras que impiden a las adolescentes alcanzar su pleno potencial y atendamos su llamado a vivir en paz y proteger sus derechos”.
Información que salva vidas
Hay mucho en juego a la hora de abordar el embarazo infantil y adolescente en las comunidades indígenas de Paraguay, ya que las niñas de 10 a 19 años enfrentan casi cinco veces más riesgo de morir debido al embarazo y el parto que las no indígenas, según un análisis realizado por el UNFPA.
“En mi comunidad el machismo sigue muy vigente, las mujeres son víctimas de violencia y no saben adónde acudir cuando necesitan atención médica o asesoría legal”, dijo al UNFPA, en 2023, Jera Mirῖ (25 años) de la etnia Mbya Guaraní.
También puede resultar difícil acceder a información sobre salud sexual y reproductiva. “Las adolescentes no saben cómo protegerse para no quedar embarazadas”, dijo Gloria Benítez (31 años), integrante del pueblo Nivaclé.
Para abordar estos desafíos es necesario hablar sobre el estigma y la vergüenza vinculados a las conversaciones sobre sexualidad y explotación, especialmente porque 8 de cada 10 casos de abuso sexual en Paraguay ocurren en entornos familiares, según datos nacionales.
Hay que proteger a las niñas”, afirmó Gloria, y remarcó “muchas son víctimas en su propio hogar”.
Dejar que las niñas tomen la iniciativa
En todo el mundo, se ha demostrado que la educación sexual integral es uno de los medios más eficaces para informar a los jóvenes sobre su salud y sus derechos sexuales y reproductivos. Las investigaciones indican que reduce las tasas de embarazo adolescente y conduce a las y los jóvenes a practicar sexo seguro.
Cuando se implementa correctamente, la educación sexual integral fuera de las escuelas, es impartida por personas expertas y de confianza de la comunidad, quienes adaptan los contenidos a la edad, a la cultura y a las circunstancias de las y los jóvenes. En Paraguay, el UNFPA se ha asociado con líderes de comunidades indígenas para organizar conversaciones culturalmente apropiadas para que las y los adolescentes aprendan sobre estos temas.
“Desde el año pasado, a través del Ministerio de Salud Pública, en nuestra comunidad las adolescentes que ya han tenido un hijo pueden acceder a implantes como método para prevenir un nuevo embarazo a temprana edad”, señaló Alejandra Uneai, integrante de la etnia Ayoreo.
Estas medidas permiten a las mujeres jóvenes desarrollar su potencial y tomar decisiones en lo que respecta a la maternidad de manera respetuosa y acorde a su cultura y a sus costumbres.
“Debemos mantener nuestra cultura para poder seguir defendiéndonos como pueblos indígenas, porque sin identidad y cultura no seríamos nada”, afirmó Jera Mirῖ.