PRESIDENTE FRANCO, Paraguay - "Ahora puedo trabajar tranquila, además de que sé que ellos están protegidos", nos cuenta Sonia Algarín Acuña, de 33 años, quien ha dedicado gran parte de su vida a trabajar como vendedora ambulante en Presidente Franco, una de las principales ciudades del departamento de Alto Paraná, a más de 300 kilómetros de la capital. Para mantener a sus hijos (Lucas de 12 años, Damián de 10, Victoria de 8 y Santiago de 6) vende frutas, empanadas y verduras. Hasta marzo de este año, ella llevaba a los niños y a la niña a trabajar consigo a la calle, incluso de noche, pues no tenía otra alternativa.
Sin embargo, la situación de su familia mejoró luego de ser incluida en el Programa Abrazo. Además de recibir un bono solidario y una canasta básica de alimentos, Lucas, Damián, Santiago y Victoria asisten a uno de los centros de atención del programa en el Alto Paraná, donde cuentan con alimentación, refuerzo escolar y un espacio seguro.
Mientras su madre trabaja, los niños y la niña van a la escuela y se quedan en el centro de atención. "A mí me ayuda bastante porque hay días de ventas y hay días en que no; me ayuda porque ellos también comen ahí", explica Sonia, quien reside con su familia en el barrio San Juan, a orillas del río Paraná.
El Programa Abrazo es una iniciativa estatal gestionada y administrada por el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (MINNA), en el marco del fortalecimiento del sistema de protección social impulsado por el Gobierno del Paraguay. Su propósito es brindar, en conjunto con las familias y la comunidad, un espacio seguro y oportunidades de desarrollo a niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad y trabajo infantil.
Abrazo se creó para ayudar a las personas que viven en situación de pobreza, una de las formas más graves de violación a los derechos humanos. En 2023, la pobreza monetaria en Paraguay afectó al 22,7 % de la población, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), lo que equivale a aproximadamente 1 de cada 4 personas.
El estudio “Invisibles a plena luz. Uniones tempranas y forzadas en Paraguay”, elaborado por el UNFPA y Plan Internacional, pone de manifiesto la estrecha relación entre las uniones tempranas, el embarazo, la pobreza y el abandono escolar, factores que actúan condicionando a las niñas y adolescentes a la pérdida de oportunidades, la resignación de sus proyectos de vida y la reproducción de estos condicionantes. Asimismo, los hallazgos se constituyen en un llamado de atención sobre la clara necesidad de un abordaje multisectorial y coordinado para erradicarlos. Por ello, intervenciones como el Programa Abrazo se convierten en un paso fundamental para garantizar derechos y romper el ciclo de la pobreza.
Trabajo en estrecha colaboración
Aunque el MINNA tiene a su cargo la implementación del Programa Abrazo, la responsabilidad de su alcance e impacto es compartida con otras instituciones públicas y organizaciones privadas. Las primeras en intervenir son las Consejerías Municipales por los Derechos del Niño, la Niña y el Adolescente (Codeni), que se encargan de la identificación de los casos.
La abogada Balbina Almada, responsable de la Codeni de Presidente Franco, cuenta que los abordajes se realizan a cualquier hora del día. "Trabajamos de mañana, tarde, noche, madrugada, y bajo cualquier clima. Una vez que abordamos la situación de un niño o una niña visitamos a su familia, levantamos los datos, y en la próxima visita ya vamos acompañados por el equipo del Programa Abrazo".
Cada familia beneficiaria asume compromisos, entre ellos no llevar a sus hijos e hijas a trabajar a las calles y permitir que vayan a la escuela. Para ello son asistidas y acompañadas en la elaboración de un plan de trabajo que les ayude a mejorar sus ingresos y reemplazar el aporte que hacían los niños, niñas y adolescentes a la economía familiar.
A criterio de Balbina, el trabajo articulado es el que permite no solo atender situaciones de trabajo infantil y adolescente, "también logramos la inclusión de sus familias que tienen cambios significativos en sus condiciones de vida", porque pueden acceder a servicios de protección, educación, salud y empleo.
Los centros o unidades de atención
La psicóloga Graciela Noemí Vera es responsable del centro o unidad de atención del Programa Abrazo de Presidente Franco, que recibe diariamente entre 25 y 40 niños, niñas y adolescentes en situación de trabajo infantil y vulnerabilidad. "Trabajamos la parte socioeducativa, se les asiste con alimentación y se les apoya en todas las necesidades que tienen. Nuestro objetivo es brindarles una protección integral", explica.
Los trámites para acceder al Programa Abrazo se realizan a través de las unidades de atención o del Servicio Fono Ayuda 147.
Desde su enfoque integral y su compromiso con la protección de los derechos de la infancia y la adolescencia, este programa ha demostrado ser una herramienta eficaz para transformar vidas y construir un futuro más justo y equitativo. Sin embargo, es fundamental continuar trabajando de manera conjunta para superar los desafíos existentes y garantizar que niños, niñas y adolescentes tengan las mismas oportunidades de desarrollo.
A través de la campaña #QuieroVivirAsí #SinViolencia, que el UNFPA impulsa junto a aliados como el MINNA, damos a conocer recursos disponibles y su alcance con el objetivo de que más personas, en particular mujeres, adolescentes y niñas, tengan acceso a las instituciones que protegen sus derechos y puedan disfrutar de una vida libre de violencia.
Equipo de redacción: Ana González/Carolina Ravera Castro/Agencia PRessencia.
Fotografía: UNFPA Paraguay/Luis Carlos Dávalos.
El Abrazo que genera oportunidades