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MARISCAL ESTIGARRIBIA, Paraguay - Liliana Picanerai, conocida como Lili, es ayorea y tiene 44. Lleva más de 10 años trabajando como promotora de salud en su comunidad Ebetogué, ubicada en Mariscal Estigarribia, departamento de Boquerón en el Chaco Paraguayo a más de 499 kilómetros de Asunción.

“Aquí son las personas quienes eligen a la promotora o promotor indígena de salud, y fue muy difícil al comienzo porque nunca pude estudiar. Tuve mi hijo a los 14 años de edad…”, nos comenta que no sabía cómo cuidarse y que en su comunidad las adolescentes no quieren tener hijos tan jóvenes, pero muchas, como ella, desconocen el uso de métodos anticonceptivos modernos ni cómo planificar una familia.

Agrega que nunca aprendió a leer ni a escribir. “Mi hijo que tiene 30 años es profesor y mis hijas también estudiaron”, destaca Lili con una gran sonrisa. Expresa que le gustaría que su hija menor siga sus pasos, ayudando a las personas de su comunidad.

Al principio, no quiso aceptar la gran responsabilidad de ser promotora de salud indígena, pero toda la comunidad, incluyendo el líder de la misma, le expresaron que la apoyarían y esto la animó a dar este paso en su vida.

Ebetogué es una humilde comunidad indígena con más de 84 familias, la mayoría de sus habitantes trabajan de jornaleros (es decir de pago por hora o día trabajado) y ganan lo mínimo para su subsistencia. Esto se agrava ya que deben enfrentar diariamente los embates de la sequía y las altas temperaturas características del Chaco, que alcanzar normalmente en el extenso verano los 45 grados.

Superando barreras idiomáticas

Lili hablaba solo un poco de español, pero con voluntad pudo aprender. La enfermera quien le facilitó trabajar como limpiadora en el del puesto de salud local, le enseñó sobre los cuidados esenciales en salud. Pasó de hacer la limpieza, a apoyar en la búsqueda de fichas de pacientes, y finalmente se ganó ser intérprete para facilitar la comunicación entre ayoreos y el personal de salud.

Esta habilidad contribuyó a superar la barrera idiomática, que afectaba no solo la demanda y la oferta de los servicios de salud, sino el acceso a la información basada en evidencia y el ejercicio del derecho a la salud de las personas de Ebetogué.

Lili es reconocida como la principal referente de salud de Ebetogué, siendo el nexo entre el sistema de salud y la comunidad. En estos 10 años de promotora voluntaria de la salud, es reconocida y respetada por su contribución para salvar vidas.

Entre las acciones que lleva a cabo se destacan la co-organización de  las jornadas de atención en territorio con el equipo de la USF Filadelfia, ser interlocutora y traductora  durante las consultas, brindar información sobre salud en ayoreo a su comunidad, hacer seguimiento a la adherencia al tratamiento incluyendo personas adultas mayores y a las embarazadas, promocionar la vacunación; así también es quien solicita ambulancia si fuera necesario trasladar  pacientes y es quien les acompaña a los servicios de salud.

Con un teléfono celular ella mantiene una constante comunicación con el equipo de salud de la USF Filadelfia, además informa vía mensajes de voz por WhatsApp sobre las actividades previstas a las personas de su comunidad.

Actuó de partera recibiendo a 3 bebés, ya que muchas veces por la distancia y las condiciones del camino, la ambulancia no logra llegar a tiempo y en otras ocasiones los partos se adelantan.

Seguir especializándose

Le llena de satisfacción poder ayudar a los suyos y tiene por objetivo seguir aprendiendo para poder brindar un apoyo mejor. Durante las visitas conjuntas a su comunidad del equipo de la Región Sanitaria, de la Dirección Nacional de Obstetricia, del Departamento de Salud Adolescente, del MEC y del UNFPA, recibió capacitación en varios temas clave relacionados a los cuidados en salud sexual y reproductiva a lo largo del ciclo de vida. El UNFPA, tal como lo establece su Plan Estratégico 2022-2025, ha incrementado la atención que se presta a las poblaciones más vulnerabilizadas, haciendo hincapié en llegar primero a las personas más rezagados, con el objetivo final de no dejar a nadie atrás de las políticas de desarrollo.

Durante el intercambio, los temas abordados fueron la detección de signos de alarma durante el embarazo, parto y puerperio, la identificación de signos de alarma del recién nacido, métodos anticonceptivos, cuidados del embarazo y puerperio, cuidados del recién nacido, y habilidades básicas como el control de la presión arterial. En tanto se finalizó el entrenamiento, una fila de personas estaban aguardando a que Lili les controlara la presión arterial. Lo aprendido lo puso en práctica de inmediato. Informó además al grupo de personas que esperaban para consultar, sobre los métodos anticonceptivos junto al líder de la comunidad de Ebetogué, y se ofrecieron a aclarar dudas sobre algunos métodos, logrando en esta primera vez la adherencia de 4 mujeres jóvenes a métodos anticonceptivos modernos ofertados por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar de forma gratuita.

El compromiso de Lili con la salud y con el bienestar de cada una de las personas que habitan Ebetogué le facilita superar la limitación de no saber leer y escribir. Aunque la paga que recibe del Consejo Municipal de Salud no alcanza los 40 dólares americanos al mes, ella se siente profundamente honrada en ser promotora indígena voluntaria de salud y privilegiada por el retorno que recibe en cuanto a satisfacción personal, tanto por el impacto de su trabajo en la vida de las personas de su comunidad como por el reconocimiento que recibe.  

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Los ayoreos (ayoreode o ayoréode) son un grupo étnico del Gran Chaco que vive en un área entre los ríos Paraguay, Pilcomayo y Parapetí que se extiende entre Bolivia y Paraguay. Hablan el idioma ayoreo, clasificado en la familia lingüística zamucana. De acuerdo a los resultados del III Censo Nacional de Población y Viviendas para Pueblos Indígenas de 2012 en Paraguay viven 2481 ayoreos, de los cuales 1513 están en el departamento de Boquerón y 968 en el departamento de Alto Paraguay.

 

Texto: Zunilda Acosta.

Edición: Carolina Ravera Castro.

Fotografías: UNFPA/Paraguay.