NAIROBI, Kenia – La Cumbre de Nairobi sobre la CIPD25 concluyó el día de hoy en la capital de Kenia con compromisos decididos para transformar el mundo asumidos por diversos socios con el objetivo de poner fin a todas las muertes maternas, la necesidad insatisfecha de planificación familiar, la violencia por razón de género y las prácticas nocivas contra las mujeres y las niñas para el año 2030.
"La Cumbre de Nairobi representa una visión renovada y revitalizada, con toda una comunidad trabajando junta para actuar y producir resultados. Juntos, haremos de los próximos diez años una década de acción y resultados para las mujeres y las niñas, manteniendo sus derechos y opciones en el centro de todo lo que hacemos," afirmó la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem.
La Cumbre, que fue convocada de manera conjunta por los gobiernos de Kenia y Dinamarca con el UNFPA, la agencia líder de las Naciones Unidas en el ámbito de la salud sexual y reproductiva, hizo pública nueva información esencial sobre el costo de alcanzar estas metas. Movilizó más de 1,200 compromisos en todo el mundo, incluidos miles de millones de dólares en compromisos de socios del sector público y privado. También elevó las voces de comunidades marginadas, jóvenes y defensoras y defensores comunitarios, que pudieron interactuar directamente con jefes de Estado y diseñadores de políticas para abordar cómo hacer realidad los derechos y la salud de todas las personas.
"La Cumbre de Nairobi sobre la CIPD25 fue un éxito masivo," afirmó la Directora General del Consejo Nacional de Población y Desarrollo de Kenia, la Dra. Josephine Kibaru-Mbae. "Pero solo fue el principio. Nos vamos de Nairobi con una clara hoja de ruta de acciones que todas y todos tenemos que emprender para lograr avances en la agenda de la CIPD y transformar el mundo para las mujeres y las niñas."
La Cumbre abrió con la divulgación de nuevas investigaciones que muestran el costo de alcanzar "tres resultados transformadores" –cero muertes maternas, cero necesidad insatisfecha de planificación familiar y cero violencia de género y prácticas nocivas– antes de concluir la próxima década. El costo total para el mundo sería de 264 mil millones de dólares, de acuerdo con un análisis realizado por el UNFPA y la Universidad Johns Hopkins, en colaboración con la Universidad de Victoria, la Universidad de Washington y Avenir Health.
Posteriormente, las y los asistentes a la Cumbre plantearon compromisos específicos y concretos para ayudar al mundo a alcanzar estas metas ambiciosas pero factibles. Los compromisos fueron asumidos por gobiernos, la sociedad civil, grupos de jóvenes, organizaciones religiosas, el sector académico y muchos más.
Diversos gobiernos, incluidos los de Austria, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Islandia, Italia, los Países Bajos, Noruega, Suecia y el Reino Unido, junto con la Comisión Europea, comprometieron alrededor de mil millones de dólares en apoyo. El sector privado también participó: la Fundación Ford, Jonhson & Jonhson, Philips, World Vision y muchas otras organizaciones anunciaron que, de manera combinada, movilizarán alrededor de 8 mil millones de dólares en compromisos.
"No habrá una CIPD50. Las mujeres y las niñas de todo el mundo han esperado lo suficiente para tener derechos y opciones," afirmó el embajador Ib Petersen, Enviado Especial de Dinamaraca para la CIPD25. "De cara al 2030, estamos entrando a una década de generación de resultados, durante la cual habremos de predicar con el ejemplo y todas y todos deberemos responder por los compromisos que hicimos en Nairobi."
Más de 9,500 delegadas y delegados de más de 170 países participaron en esta conferencia radicalmente incluyente y se unieron detrás de la Declaración de Nairobi, que establece una agenda compartida para concluir el Programa de Acción de la CIPD.
De la misma forma en que la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994 fue un punto de inflexión para el futuro de las mujeres y las niñas, la Cumbre de Nairobi será recordada como un momento decisivo que movilizó acciones que salvaron vidas, sacaron a millones de mujeres y niñas, sus familias y comunidades de la exclusión y la marginación, y permitieron a naciones aprovechar el dividendo demográfico para hacer crecer sus economías.